Sydney Sweeney se convierte en el rostro de la campaña publicitaria de American Eagle

Cuando eres una de las actrices más destacadas de tu generación, hasta tus jeans pueden convertirse en tema de debate internacional. Especialmente si eres Sydney Sweeney.

Cuando eres una de las actrices más destacadas de tu generación, hasta tus jeans pueden convertirse en tema de debate internacional. Especialmente si eres Sydney Sweeney.

La estrella de Euphoria y The White Lotus vuelve a estar en el centro de atención — pero esta vez no por una alfombra roja o un nuevo proyecto brillante. Sino por… un juego de palabras. No en Twitter, sino en un anuncio.

Sydney, de 27 años, es la imagen de la campaña publicitaria de American Eagle — todo iría bien si los creadores del video no hubieran decidido jugar con la homonimia en inglés: jeans (vaqueros) y genes (genes). ¿Audaz? Sí. ¿Acertado? No del todo.

En el video, Sydney sonríe mientras explica que los genes se transmiten de los padres a los hijos, determinando rasgos de carácter, color de ojos y cabello… y termina con la frase: «Mis jeans son azules».

Luego, la cámara se enfoca en la frase «Sydney Sweeney tiene buenos genes», donde genes es reemplazado literalmente por jeans. Todo podría parecer un juego de palabras inocente — si no fuera por la oleada de acusaciones que vinculan esta campaña con ideas de “pureza racial”.

Los usuarios en redes sociales reaccionaron de inmediato. Algunos consideraron las alusiones peligrosas y acusaron el anuncio de propaganda nazi. Otros hablaron de hipersensibilidad. La marca, por ahora, guarda silencio. ¿Y Sydney? Ni una palabra. ¿Estrategia de silencio o sabiduría?

El mundo es rápido. Un anuncio de un minuto puede convertirse en escándalo en 24 horas. Especialmente si eres el rostro de una campaña. Y aún más si eres mujer en una industria donde cada palabra, expresión e incluso el tono de un jean se lee entre líneas.

Sydney Sweeney es talentosa, carismática y muy «viva». Y aunque este anuncio haya sido polémico — nos recordó lo frágil que puede ser la línea entre la creatividad y el cringe. Y sobre todo — que las mujeres en la publicidad no deben cargar con la responsabilidad de todo lo que un departamento creativo edita mal.