¿Quién dijo que las historias de amor de las celebridades tienen que ser dramáticas y estar bajo los reflectores? Macaulay Culkin, el icónico niño de "Mi pobre angelito", y Brenda Song, la encantadora actriz de Disney, demuestran que la felicidad no se mide en millones de "me gusta", sino en la armonía lejos de las cámaras.
¿Quién dijo que las historias de amor de las celebridades tienen que ser dramáticas y estar bajo los reflectores? Macaulay Culkin, el icónico niño de "Mi pobre angelito", y Brenda Song, la encantadora actriz de Disney, demuestran que la felicidad no se mide en millones de "me gusta", sino en la armonía lejos de las cámaras. La pareja adornó la portada de la edición de febrero de Cosmopolitan, dedicada al Día de San Valentín, y compartió detalles raros pero sinceros sobre su vida.
Macaulay Culkin tiene 44 años y Brenda Song, 36. En sus diez años de relación han superado muchas etapas juntos. Se conocieron en 2013 durante el rodaje de la película "Changeland" en Tailandia, y desde entonces han sido inseparables. Juntos crían a dos hijos: su primogénito nació en 2021, y el segundo llegó la primavera pasada.
Curiosamente, a pesar de haber estado comprometidos durante tres años, Macaulay y Brenda aún no han celebrado una boda. Pero parece que eso no les preocupa en absoluto. "¿Quieres casarte conmigo?" le preguntó Culkin en una ocasión. Con una sonrisa, Brenda respondió: "No me opongo si nunca lo hacemos".
En una entrevista para Cosmopolitan, confesaron que prefieren mantener su vida privada lejos de los reflectores. "Todos dicen: ¿Esperen, están juntos? ¿Tienen hijos?. Perfecto, eso significa que lo hemos hecho bien", bromea la pareja.
La sesión de fotos para Cosmopolitan refleja esta simplicidad: nada de poses complicadas ni imágenes extravagantes. Todo es auténtico y honesto, representando la esencia de su relación. Macaulay y Brenda parecen vivir como si toda su vida fuera una escena íntima donde se apoyan mutuamente en cualquier situación. "Siempre estaré a tu lado, pase lo que pase", dijo Culkin. Estas palabras valen más que cualquier promesa de matrimonio.
Su historia muestra que no es necesario ajustarse a las expectativas de los demás para ser feliz. Demuestran que una familia no solo se basa en documentos legales, sino en el apoyo mutuo, el respeto y un poco de humor para superar los momentos difíciles.
Su ejemplo inspira: no importa cuánto tiempo lleves con tu pareja, si tienes grandes promesas o ceremonias lujosas. Lo importante es ser un equipo, y Macaulay y Brenda parecen haber encontrado ese equilibrio perfecto.
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