Miley Cyrus se convierte en el rostro de la nueva campaña Maison Margiela FW25

Cuando Miley Cyrus aparece frente a la cámara, el mundo no solo mira, sino que observa detenidamente. Y esta vez, lo hace de una manera diferente. En la nueva campaña de Maison Margiela FW25, fotografiada por el icónico Paolo Roversi, no vemos a la diva escandalosa habitual ni a la chica Disney, sino a una mujer que ha tomado el control total de su imagen y la ha transformado en arte.

La historia de Miley es un auténtico manual de reinvención personal. Desde su papel como Hannah Montana, pasando por los años rebeldes de “Bangerz” y la era psicodélica de Dead Petz, ha ido dejando atrás su antigua piel para redefinirse constantemente. Hoy, en su periodo “Something Beautiful”, Cyrus parece haber reunido todas sus facetas y mostrarle al mundo un concentrado de su esencia. Y eso es precisamente lo que la convierte en la elección perfecta para Maison Margiela.

Margiela siempre ha sabido comunicarse a través de los detalles. En la campaña, vemos a Miley en siluetas potentes de la colección Avant-Première: abrigos-chaqueta deconstruidos, líneas estrictas, paleta minimalista. Pero el verdadero foco no está en la ropa, sino en la personalidad de la artista, resaltada por la luz, la sombra y elementos simbólicos.

En una toma aparece con maquillaje ahumado y un abrigo voluminoso; en otra, desnuda pero cubierta de pinceladas blancas —un guiño a las icónicas botas Tabi con punta partida. En sus manos sostiene bolsos de cuero minimalistas de Margiela: negros, marrones, con trazos blancos, como resaltados por la pincelada de un artista.

Si antes Miley se asociaba con excesos, hoy su energía se dirige hacia dentro. En esta campaña no vemos provocación por la provocación, sino a una mujer madura que utiliza la moda como herramienta de autoanálisis. Margiela logró captar y transmitir precisamente este momento de transformación: el paso de la rebeldía a la fuerza consciente.