Michelle Williams vuelve a ser madre

Cuando alguien se convierte en padre o madre en Hollywood, el mundo entero suele enterarse — de forma rápida, ruidosa y, lamentablemente, no siempre elegante.

Cuando alguien se convierte en padre o madre en Hollywood, el mundo entero suele enterarse — de forma rápida, ruidosa y, lamentablemente, no siempre elegante. Pero Michelle Williams no es de las que convierten la felicidad familiar en un espectáculo. Su camino es el del silencio, la profundidad y la delicadeza. Según People, la actriz de 44 años ha vuelto a ser madre: una madre sustituta dio a luz al hijo que espera junto a su esposo, el director Thomas Kail.

Sin publicaciones en Instagram, sin entrevistas con indirectas ni grandes anuncios. Solo una familia, un cochecito y un paseo por Nueva York — seis semanas después del nacimiento del bebé. La pareja decidió no revelar ni el nombre ni el sexo del niño — al igual que han mantenido en privado los detalles sobre su hijo de dos años, que también crece lejos de los flashes.

Para Williams, este es su cuarto hijo. Su hija mayor, Matilda, de 19 años, nació de su relación con el genial y trágicamente fallecido Heath Ledger. Cuando él murió, la niña tenía solo tres años. Aquella pérdida se convirtió en una parte esencial del mundo interior de la actriz — haciéndola aún más sensible, auténtica y fuerte.

Pero Michelle no es de las mujeres que se quedan atrapadas en el pasado. En su vida apareció Thomas Kail, un director y creativo con quien no solo formó un matrimonio, sino un verdadero equipo. Juntos crían a Hart, de cuatro años, y ahora han dado la bienvenida a un nuevo bebé. Quizás sea su manera de decir al mundo: “Sí, la vida no siempre sale como uno espera, pero aún así puede ser hermosa.”

Michelle siempre ha sabido ser fuerte y vulnerable a la vez, en la pantalla y en la vida real. No impone cómo “debería” ser una madre. Solo demuestra que tienes derecho a tomar tus propias decisiones. La maternidad subrogada sigue siendo un tema delicado en la sociedad, pero Williams habla de ello con su ejemplo — y con un silencio delicado que dice más que cientos de titulares.