En una época en la que las citas pueden ocurrir a través de una pantalla y la pasión viajar por Wi-Fi, el sexo por videollamada ha dejado de ser algo exótico.
En una época en la que las citas pueden ocurrir a través de una pantalla y la pasión viajar por Wi-Fi, el sexo por videollamada ha dejado de ser algo exótico. Pero una cosa es la idea y otra muy distinta es la llamada real, donde es fácil soltar una risita nerviosa, quedarse mirando tu propio reflejo y pensar: «Dios mío, ¿qué estoy haciendo?».
Para sustituir la incomodidad por entusiasmo, y la tensión por placer, aquí tienes algunos trucos femeninos.
Aunque conozcas a la persona desde hace años, no existe una garantía absoluta de que la grabación se quede solo en su memoria. El sexo por vídeo es algo que solo se hace con alguien en quien confías sin reservas. ¿Pareja nueva? Espera a que demuestre que sabe proteger no solo tus secretos, sino también tus límites.
Debes sentirte dueña del momento. Puerta cerrada, teléfono en modo silencio, notificaciones desactivadas. Y sí, asegúrate de que el gato no decida que tu portátil es su nuevo trono.
Una buena conexión a internet es la mitad del éxito. Encuentra tu mejor ángulo, juega con la luz: una iluminación cálida y suave hace maravillas con la piel. Revisa todo antes, para que en el momento clave la imagen no se congele en la escena más picante.
Agua, juguetes, lubricante… que todo esté cerca. El sexo por videollamada no es el momento para correr por la casa buscando el frasco correcto.
En el sexo presencial, el cuerpo habla por sí solo, pero aquí hacen falta palabras y gestos. Di lo que te gusta, observa la reacción de tu pareja y juega con ello.
Estás aquí por placer, no para recibir una nota. Olvídate de «cómo se ve desde fuera» y céntrate en cómo se siente por dentro.
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