Puede ser una estricta agente de la CIA, una científica brillante, una implacable lobbista, una cantante o incluso una evangelista. Pero lo más importante es que, en cada papel, Jessica Chastain sigue siendo ella misma: inteligente, profunda, auténtica.
Puede ser una estricta agente de la CIA, una científica brillante, una implacable lobbista, una cantante o incluso una evangelista. Pero lo más importante es que, en cada papel, Jessica Chastain sigue siendo ella misma: inteligente, profunda, auténtica. Hoy tiene 48 años, a sus espaldas un Oscar, un Globo de Oro y decenas de papeles que ya se han convertido en icónicos. Y por delante tiene un nuevo capítulo, en el que la actriz se convierte nuevamente en la mujer de la que hablará todo el mundo.
Chastain confiesa que desde niña adoraba las películas de terror. Allí donde otros veían miedo, ella encontraba fuerza. En los horrores, a menudo es la mujer la que queda como la “heroína final”, la que vence al monstruo. Y eso la inspiraba: ver en pantalla a una joven capaz de ser más fuerte que todo lo que la rodea.
Desde entonces, este motivo atraviesa toda su carrera. Jessica elige papeles de mujeres que no solo existen en la pantalla, sino que cambian las reglas del juego.
En Objetivo número uno interpretó a una agente de la CIA, papel que le valió el Globo de Oro. En Interestelar y Misión Marte se convirtió en la cara de la ciencia y del espacio. En Miss Sloane, interpretó a una fría y brillante estratega política que no cede ante los hombres en el mundo de las grandes apuestas.
Y esto es solo una parte de su galería de personajes.
Chastain sabe literalmente fundirse con sus personajes. Interpretó a Molly Bloom, una esquiadora que se convirtió en reina del póker clandestino. Luego interpretó a dos Tammi a la vez: la cantante Wynette y la telepredicadora Fay Baker. Por este último papel, Jessica recibió el Oscar, y el reconocimiento de que puede vivir la vida de otra persona como si fuera la suya propia.
Actualmente, Chastain está filmando en Irlanda un proyecto de su propia productora. Una vez más se trata de un horror, un género en el que se siente especialmente libre. Pero esta vez todo es más profundo, oscuro y complejo. Para la actriz, no es solo un papel, sino otra oportunidad de explorar la fuerza femenina — aquella que nace al borde del miedo y la supervivencia.
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