Hay mujeres que con los años se vuelven más fuertes, más hermosas y más misteriosas. Kate Moss es una de ellas. Y una vez más, en las páginas de la nueva edición de Perfect Magazine, aparece en una historia impregnada de pasión, estilo y una nostalgia cinematográfica.
Hay mujeres que con los años se vuelven más fuertes, más hermosas y más misteriosas. Kate Moss es una de ellas. Y una vez más, en las páginas de la nueva edición de Perfect Magazine, aparece en una historia impregnada de pasión, estilo y una nostalgia cinematográfica.
Junto al actor británico Ray Winstone —brutal, reservado, pero conmovedoramente humano— narra un romance londinense que no empieza con una taza de té, sino con una mirada tardía en la penumbra de un club nocturno.
La sesión tuvo lugar en el club Mildmay en el norte de Londres, pero da la impresión de que estamos viendo escenas de una película de autor perdida de los años 70. La dirección y la fotografía estuvieron a cargo de la inimitable Nadia Lee Cohen, cuyo trabajo siempre es mucho más que una imagen bonita. Es una atmósfera. Es una historia. Son fotogramas en los que hasta las sombras en el suelo parecen pensadas hasta la última emoción.
Esta sesión de fotos es como un viernes por la noche en el que apagas el móvil, te sirves una copa de vino tinto, te pones tu camisa favorita y simplemente te permites ser. No perfecta. No fuerte. Sino auténtica.
Porque el romanticismo no son las velas ni las rosas. Es sentirte en paz junto a alguien. Incluso si solo estáis sentados en el suelo del Londres nocturno sosteniendo un globo amarillo ridículo.
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