Es actriz, un ícono de inteligencia e independencia, una mujer cuya elegancia discreta despierta admiración en todo el mundo. Pero en una entrevista para la revista Interview, Natalie Portman decidió, por primera vez, mostrarse vulnerable — y sincera.
Es actriz, un ícono de inteligencia e independencia, una mujer cuya elegancia discreta despierta admiración en todo el mundo. Pero en una entrevista para la revista Interview, Natalie Portman decidió, por primera vez, mostrarse vulnerable — y sincera. Es su primera aparición pública tras su sonado divorcio del bailarín Benjamin Millepied, y la conversación no fue solo personal: se convirtió en un manifiesto de madurez y fortaleza.
Portman habla de aquello que muchos prefieren callar. Al recordar el inicio de su carrera, confiesa que la fama infantil le trajo no solo aplausos, sino también una dolorosa experiencia de sexualización. A los 13 años, tras el estreno de El profesional (Léon), fue objeto de una atención abrumadora para la que no estaba preparada. “Sentía que la única forma de protegerme era construir una imagen: seria, inteligente, aplicada. Alguien a quien no se puede tocar”, relata. Esa imagen se convirtió en su escudo — y en su refugio.
Con los años, Natalie sigue protegiendo cuidadosamente su vida privada. “No soy una persona reservada en la vida real, pero he establecido límites para proteger a mi familia”, explica. ¿Fotos con sus hijos? Nunca para las revistas. Y aunque esa firmeza pueda parecer frialdad, detrás está la ternura de una madre y la consciencia de una mujer que sabe lo que quiere.
El divorcio con Millepied, tras 11 años de matrimonio, marcó un antes y un después. ¿La causa? Infidelidades. Pero Natalie lo aborda con calma, sin rencor, con respeto por lo vivido: “Tener hijos no era lo más importante en el matrimonio, pero me sentí feliz de tenerlos con alguien a quien amaba”. Hoy su hijo tiene 13 años y su hija, 8 — y son su mayor prioridad y su base emocional.
Es interesante ver cómo lo personal influye en lo artístico. Durante el rodaje de La fuente de la juventud de Guy Ritchie, Portman ansiaba un poco de felicidad, pero en lugar de ligereza, tuvo que sumergirse en un material emocionalmente complejo — equilibrando una vida privada convulsa con un papel exigente.
Hoy Natalie sigue trabajando: ha terminado de rodar The Galerist junto a Jenna Ortega, se prepara para protagonizar Good Sex de Lena Dunham y, según los rumores, está saliendo con el músico francés Tanguy Detable. Pero lo más importante es que sigue siendo ella misma. Y eso, precisamente, es lo que nos inspira.
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