Nicole Kidman siempre ha sido la personificación de la elegancia refinada y la gracia, pero su reciente declaración sobre su participación en el thriller erótico "Bad Girl" cambia toda nuestra percepción sobre ella.
Nicole Kidman siempre ha sido la personificación de la elegancia refinada y la gracia, pero su reciente declaración sobre su participación en el thriller erótico "Bad Girl" cambia toda nuestra percepción sobre ella. En una entrevista para GQ, la actriz habló abiertamente sobre su papel en la película, que sin duda puede considerarse uno de los proyectos más audaces y sinceros de su carrera.
A los 57 años, Kidman no tiene miedo de salir de su zona de confort. Ella admite que su papel en Bad Girl, una película sobre BDSM y la liberación del placer femenino, fue un verdadero desafío para ella. "Fue horrible, pero al mismo tiempo emocionante", comenta la actriz, explicando que aceptó este proyecto porque sentía una necesidad interna de formar parte de una película como esta. "Nunca he evitado la sensualidad en pantalla. El director quería hacer una película sobre la liberación de las mujeres, y yo quería hacerlo", añade.
Aunque Kidman tiene una vasta experiencia en el cine, las escenas de Bad Girl fueron una verdadera prueba para ella. Su personaje, Romi, una directora general de 50 años de una empresa tecnológica, cuya vida sexual está lejos de ser tan satisfactoria como quisiera, se embarca en un viaje de autodescubrimiento, explorando sus deseos con un pasante de 20 años, interpretado por Harris Dickinson. Esta aventura cinematográfica está llena de escenas explícitas como un orgasmo simulado, masturbación e incluso lamer leche de un platito. Pero si piensas que para Nicole Kidman esto fue solo un papel, te equivocas: el rodaje fue no solo emocionalmente desafiante, sino también físicamente agotador.
"Fue más difícil que Eyes Wide Shut," confesó. "Había demasiados primeros planos. Me desnudaron por completo". Parece que el director de la película no buscaba hacer otro "filme caliente" solo por el espectáculo, sino que sumergió a su protagonista en los rincones más profundos y a veces dolorosos de la naturaleza humana, incluso a través de escenas explícitas.
Y aunque estas escenas de desnudez inusitada probablemente se convirtieron en el principal tema de conversación sobre la película, Kidman las ve como una poderosa herramienta para expresar una libertad personal profunda. Para ella, la película fue un acto de liberación — no solo para su personaje, sino también para ella misma, como mujer, actriz y ser humano. En este contexto, Bad Girl no es solo un thriller erótico, sino una reflexión profunda sobre la búsqueda de la verdadera libertad en la vida personal y la sexualidad.
Nicole también compartió sus experiencias personales relacionadas con la edad y los cambios en la vida. "La vida te golpea cada año: la pérdida de los padres, criar a los hijos, el matrimonio. Al final te despiertas a las tres de la mañana, llorando y sin poder respirar. Eso me pasa a mí también, y definitivamente es un viaje", dijo la actriz. Su sinceridad sobre este tema demuestra una vez más lo multifacética y auténtica que es, sin esconder sus vulnerabilidades.
Bad Girl no es solo una película. Es una mirada valiente y sin concesiones a la sexualidad femenina, el deseo de ser escuchadas y vistas. Es un viaje que requiere del espectador no solo valentía, sino también apertura a temas que normalmente quedan fuera de la discusión pública. Y si para Kidman esta película fue una etapa importante en su crecimiento personal, para las espectadoras será una revelación que dejará una huella imborrable en su memoria.
Si Nicole Kidman sigue eligiendo este tipo de roles, podemos estar seguros de que su carrera continuará inspirando y sorprendiendo a los espectadores de todo el mundo.
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