En el mundo de las leyendas de Hollywood, pocas actrices ganan encanto, sabiduría y carisma con la edad. Nicole Kidman es una de ellas. Recientemente, la estrella de 57 años apareció en las páginas de la revista Allure con una peluca roja intensa y varios looks audaces y provocativos, demostrando que la edad es solo un número, mientras que el estilo y la energía son eternos.
En el mundo de las leyendas de Hollywood, pocas actrices ganan encanto, sabiduría y carisma con la edad. Nicole Kidman es una de ellas. Recientemente, la estrella de 57 años apareció en las páginas de la revista Allure con una peluca roja intensa y varios looks audaces y provocativos, demostrando que la edad es solo un número, mientras que el estilo y la energía son eternos.
Una de las entrevistas más conmovedoras de Nicole es sobre su rol no solo como actriz, sino también como madre de dos adolescentes. Junto a su esposo, el músico Keith Urban, cría a sus hijas con quienes mantiene una relación sorprendentemente cercana y sincera.
“Me siento a la cama con ellas y hablamos de las cosas más íntimas. Puedo ser su guía, puedo quedarme callada cuando me lo piden, puedo pedir disculpas o poner límites”, compartió Kidman. “Me encanta nuestra relación.” Esto es una verdadera lección de maternidad del siglo XXI: flexibilidad, respeto y saber escuchar. En un mundo donde la adolescencia suele asociarse con malentendidos y conflictos, Nicole muestra que el amor y el diálogo pueden obrar milagros.
Pero Nicole no es solo madre y estrella de alfombra roja. En la entrevista confesó que desde niña soñaba con ser astronauta. “Era esa niña que se acostaba en el césped y pensaba: ‘Quiero ser astronauta’”, recuerda la actriz.
Hoy tiene la oportunidad, al menos en sus pensamientos, de ver el espacio. Confiesa que volar al espacio sería una aventura increíble para ella. Al igual que su contemporánea, la cantante Katy Perry, Nicole no teme soñar con lo imposible y así inspira a millones de mujeres en todo el mundo.
Porque ella es un símbolo de verdadera fuerza y feminidad. En ella se combinan el estilo atrevido de una femme fatale con peluca roja vibrante, la ternura de una madre cariñosa y la curiosidad infinita de una niña que mira las estrellas.
Ella demuestra que la madurez no es un final, sino el comienzo de nuevos desafíos, nuevos roles y nuevos sueños. Que la valentía es atreverse a probar looks llamativos, no temer a las provocaciones, ser auténtica y abierta.
Y, por supuesto, que el amor es el motor más importante de nuestra vida, ya sea amor por los hijos, por el trabajo o por nosotras mismas.
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