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SALUD

Libertad, arena y bronceado: ¿por qué sentimos tantas ganas de huir al mar?

El mar es más que unas simples vacaciones. Es un deseo instintivo de escapar a un lugar donde el tiempo se ralentiza, la piel siente el sol y la mente se libera del diálogo interno constante.

El mar es más que unas simples vacaciones. Es un deseo instintivo de escapar a un lugar donde el tiempo se ralentiza, la piel siente el sol y la mente se libera del diálogo interno constante.

Cuando nos quitamos la ropa y pisamos la arena caliente con los pies descalzos, volvemos a nuestro yo más auténtico. Sin maquillaje, sin reglas de oficina, sin el “tengo que” diario. En la playa no hay espacio para lo innecesario. Solo el cuerpo, el viento, la sal en la piel y ese “yo” interior que al fin respira profundamente.

¿Por qué nos atrae tanto el mar?

Porque el agua es el elemento de las emociones. Acepta cualquier estado de ánimo sin pedir nada a cambio. Calma, abraza, disuelve el dolor y el cansancio.

Porque el bronceado es un ritual de belleza. Cuando la piel toma un tono dorado, nos sentimos más atractivas, sanas y seguras.

Porque la arena es el exfoliante más suave para el alma. Borra la tensión y nos recuerda lo bueno que es simplemente estar acostada, sin hacer nada, solo ser.

Porque el mar es libertad. Libertad de ropa, de pensamientos, de complejos. Es la oportunidad de volvernos salvajes, vivas y reales.

5 consejos prácticos para tu cuerpo en la playa:

Hidratación ante todo. Agua, agua de coco, frutas… todo lo que hidrate. Bebe cada hora, incluso si no tienes sed.

Aceite seco corporal. Usa un aceite seco ligero (como de coco o jojoba) después de la ducha para mantener la piel suave incluso después del agua salada.

Protección solar. SPF 30+ es obligatorio. Reaplica cada 2 horas y no olvides las orejas, el cuello y los pies.

Exfoliante natural. La arena y la sal marina son tu mejor exfoliante gratuito. Masajea suavemente la piel mientras nadas.
Muévete con placer. Corre por la orilla, haz yoga en la arena o simplemente baila junto al agua. Tu cuerpo ama moverse, especialmente al aire libre.

Vive el momento, porque todas merecemos esos instantes en los que nada nos frena y nos convertimos en pura energía.

Y el mar no solo salva el cuerpo, también sana la mente.

Encuentra tiempo para un viaje al mar o al menos medita a diario con el sonido de las olas.

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