Hailey Bieber —modelo, empresaria y esposa de uno de los cantantes más famosos del mundo— volvió recientemente a estar en el centro de atención. Pero esta vez no fue por otra campaña de Rhode ni por una aparición en la alfombra roja.
Hailey Bieber —modelo, empresaria y esposa de uno de los cantantes más famosos del mundo— volvió recientemente a estar en el centro de atención. Pero esta vez no fue por otra campaña de Rhode ni por una aparición en la alfombra roja.
En una entrevista con The Wall Street Journal, confesó: no terminó la escuela.
“Lamento no haber terminado, estaba tan cerca. Estaba en último año, pero me volví perezosa y pensé: ‘¿Para qué? Ya tengo trabajo’”, contó Hailey.
En ese momento apenas comenzaba su carrera como modelo en Nueva York, y los estudios le parecían secundarios. Pero ahora, años después, Bieber reconoce que lamenta esa decisión.
“No le recomendaría a nadie seguir mi camino. Me fue bien, pero eso no significa que a todos les pase lo mismo”.
Después de la entrevista, las redes sociales se llenaron de comentarios. Algunos no ocultaron su molestia:
“¡Claro que a ella le es fácil hablar! Nació en una familia rica, se casó con Justin Bieber — ese es todo su éxito”.
Otros defendieron a la modelo:
“Habla con sinceridad, no pretende ser un ideal. Y, pensándolo bien, Hailey es más inteligente y sensata que muchos de los que la juzgan”.
Juzgar a Hailey es fácil. Pero los hechos hablan por sí mismos: su marca Rhode, fundada en 2022, se convirtió en una sensación en el mundo de la cosmética. En mayo de 2025, la compañía E.l.f. Beauty compró Rhode por 1.000 millones de dólares, pero Hailey permaneció en el equipo —como directora creativa y cofundadora.
“No quería simplemente vender la empresa y marcharme. Todavía pruebo los productos, participo en el desarrollo y superviso cada detalle”, dice Bieber.
Hoy su nombre es sinónimo de minimalismo, estética pura y cuidado personal sin glamour ostentoso. No solo creó una marca: creó un estilo de vida en el que cuidarse = confianza en uno mismo.
Lo más conmovedor de la entrevista no es la confesión de pereza, sino cómo ha cambiado Hailey.
Ahora tiene un hijo, Jack, de apenas un año. Y es precisamente pensando en él que habla del dinero de la venta de Rhode:
“Quiero guardar ese dinero para el futuro de mi hijo. Es una cantidad con la que nunca antes había lidiado, así que quiero actuar con sabiduría e invertirlo correctamente”.
No son palabras de una chica que abandonó la escuela. Son palabras de una mujer adulta que comprendió el valor de la experiencia, los errores y una segunda oportunidad.
Se puede debatir si tuvo suerte o no. Pero algo es evidente: la educación no garantiza el éxito, y la falta de ella no es un veredicto.
Lo que importa es otra cosa: la consciencia. Saber reconocer los errores, transformarlos en fortaleza y no esconderse detrás de frases bonitas.
Hailey no finge ser “perfecta”: dice que fue perezosa, que se equivocó. Y quizá eso es lo que la hace cercana a millones de mujeres: porque todos, en algún momento, hemos elegido la vida antes que los estudios.
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