«Estoy aprendiendo a vivir de nuevo»: Sharon Stone sobre el dolor, la verdad y el poder de ser una misma

En los años 90, su nombre era sinónimo de sensualidad. Hoy, es sinónimo de profundidad. Sharon Stone ya no es solo una actriz. Es una mujer que vivió un reinicio total y lo transformó en arte.

En los años 90, su nombre era sinónimo de sensualidad. Hoy, es sinónimo de profundidad. Sharon Stone ya no es solo una actriz. Es una mujer que vivió un reinicio total y lo transformó en arte.

Su nueva sesión fotográfica para la revista suiza Schön! Switzerland no es una portada más. Es una metáfora visual del renacimiento. Las imágenes bajo el agua, captadas por Michael Muller, no buscan impresionar: transmiten silencio interior, ese camino que empieza cuando parece que ya todo ha sido dicho.

Desde ese lugar de sinceridad, Sharon ofreció una entrevista íntima, sin filtros brillantes. Habló de salud, edad, errores, personajes, y del amor que a veces no supo darse a sí misma.

En 2001 sufrió un derrame cerebral con hemorragia. Perdió la vista, el oído, y la capacidad de leer y escribir. Luchó por sobrevivir —literalmente— y tuvo que reaprender a vivir.

«Cuando escucho a mujeres decir que no son su cuerpo, me dan ganas de gritar. Solo lo dice quien nunca lo ha perdido», afirma.

No son solo palabras. Es la experiencia de una mujer que comprendió cuán entrelazados están cuerpo y alma. Que cuidarse no es un lujo, sino una condición necesaria para estar presente en la vida.

Hoy Sharon regresa a la pantalla grande. En Nadie 2, interpreta a una villana: una mujer inteligente y peligrosa que manipula a través de las redes sociales. Pero para ella, lo importante no es el guion, sino el sentido.

«Quise explorar la crueldad como parte de la nueva cultura. No es solo un papel, es un reto. Aprendí a lanzar cuchillos. No por espectáculo, sino para sentir de verdad lo que vive mi personaje».

En su voz no hay cansancio. Hay madurez. El derecho adulto de elegir. Elegirse a sí misma. Su verdad. Su profundidad.

«Elegí un camino difícil. No fue recto. Pero cada giro me llevó exactamente donde debía estar», confiesa.

Hoy, su ruta está hecha de conversaciones honestas consigo misma. De arte sin máscaras. Y de una maternidad en la que no pretende ser perfecta.

«Asumo la responsabilidad —de todo—. Y comparto esa experiencia con mis hijos. Es el trabajo más importante de mi vida. Me transforma. Y transforma también mi arte».

Sharon está convencida: las mujeres en Hollywood nunca han sido “de apoyo”. Siempre han estado al frente. Solo que ahora podemos decirlo en voz alta. Ella ya no necesita demostrar nada. Actúa. E inspira.

La pintura, el cine, los proyectos, los vínculos —no son un epílogo. Son un nuevo capítulo. Donde una mujer no solo ha resistido. Ha florecido.