Él está contigo de alguna manera: te llama, te invita a un café, te lleva al cine. Pero en los momentos más difíciles — cuando necesitas apoyo, cuando las lágrimas brotan o simplemente te sientes mal — él no está a tu lado.
Él está contigo de alguna manera: te llama, te invita a un café, te lleva al cine. Pero en los momentos más difíciles — cuando necesitas apoyo, cuando las lágrimas brotan o simplemente te sientes mal — él no está a tu lado. No te llama su novia, no te presenta a sus padres y nunca has conocido a sus amigos. A las preguntas «¿Hacia dónde vamos? ¿Qué hay entre nosotros?» — él evita responder. ¿Te suena? Esa es la incertidumbre destructiva en una relación.
Pero, ¿por qué la incertidumbre no es solo un sentimiento desagradable, sino un verdadero golpe para tu salud mental e incluso física? Vamos a analizarlo juntas.
Nosotras, las mujeres, necesitamos confianza: ¿quién soy para él? ¿Puedo confiar en él? Cuando no hay claridad, la ansiedad comienza a consumirnos desde adentro. Esa pregunta constante de «¿qué sigue?» no nos da paz, nos agota y destruye nuestra tranquilidad. La falta de una comprensión clara de nuestro papel en la relación activa un mecanismo de ansiedad que no nos permite relajarnos.
Según la teoría del psicólogo John Bowlby, el apego es nuestro mecanismo básico que garantiza la sensación de seguridad en las relaciones. Pero si la pareja no da claridad, tu «sistema» se activa con alarma: «¿Por qué no me escribe? ¿Qué hice mal?» Comienzas a revisar cada mensaje, analizar cada palabra, incluso a buscar respuestas en horóscopos o adivinación. Es un círculo vicioso del que es difícil salir, y que destruye tu equilibrio emocional.
Él dice «te amo», pero desaparece por semanas. Confías, pero dudas. Eso es la disonancia cognitiva: el conflicto interno entre lo que deseas y lo que sucede, que hace que el alma oscile entre la esperanza y la desesperación. El desgaste psicológico es mucho mayor que en un conflicto abierto. Porque en un conflicto hay claridad, y aquí solo hay dolorosa incertidumbre.
El estrés no está solo en la mente, también en el cuerpo. El cortisol constante — la hormona de la ansiedad — altera el sueño, reduce la inmunidad y provoca enfermedades. Los científicos confirman: la incertidumbre en la relación es más destructiva que las peleas abiertas, porque es como un pantano que te hunde cada vez más, sin salida visible.
Si en tu infancia enfrentaste inestabilidad emocional — por ejemplo, el comportamiento impredecible de tus padres — ahora te resulta más difícil manejar la incertidumbre. Tiendes a imaginar los peores escenarios, sufrir más y elegir parejas que repiten esos patrones dolorosos de «acercarse y alejarse».
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