El sexo hace tiempo que dejó de ser solo cosa de dos: la tecnología, la cultura y, por supuesto, las redes sociales tienen un gran impacto en él. Forman parte de nuestra vida diaria: nos despertamos con el teléfono en la mano y nos vamos a dormir con él.
El sexo hace tiempo que dejó de ser solo cosa de dos: la tecnología, la cultura y, por supuesto, las redes sociales tienen un gran impacto en él. Forman parte de nuestra vida diaria: nos despertamos con el teléfono en la mano y nos vamos a dormir con él. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo el hábito de deslizar el feed cambia tu vida sexual? Resulta que la influencia es mucho más profunda de lo que parece.
Los psicólogos observan que los adolescentes en países desarrollados comienzan a tener relaciones sexuales cada vez más tarde y con menor frecuencia. Sin embargo, su actividad virtual alcanza niveles récord. ¿Por qué?
las redes sociales generan expectativas muy altas sobre las parejas,
enseñan a obtener placer sin contacto físico,
muestran que hay muchas cosas que divertirnos más allá del sexo.
Al mismo tiempo, en otros países (por ejemplo, en algunas regiones de África) el acceso a redes sociales puede llevar a una sexualidad más temprana y a comportamientos de riesgo. Todo depende de factores culturales y educativos.
Sabemos que las redes sociales nos empujan constantemente a compararnos con imágenes “perfectas”. Pero también hay una trampa íntima: cuanto más tiempo pasas desplazándote, más dudas de la atractividad de tu propio cuerpo.
¿El resultado? La confianza disminuye y, con ella, el placer sexual. Esto se nota especialmente en las mujeres.
La dependencia del teléfono afecta no solo la autoestima, sino también la fisiología.
Las mujeres se quejan más de disminución del deseo, sequedad y molestias.
Los hombres mencionan erecciones más débiles y pérdida de interés.
Ambos señalan dificultades para alcanzar el orgasmo.
La buena noticia: basta con reducir o interrumpir temporalmente el uso de redes sociales para que la vida sexual vuelva a la normalidad.
El smartphone literalmente roba atención a la pareja. En algunas encuestas, el 10 % de los participantes admitió que preferiría renunciar a la intimidad antes que dejar las redes sociales. Otro 10 % confesó que preferiría desplazarse por el feed antes que tener sexo con su pareja.
La vida sexual y las redes sociales pueden coexistir, pero solo si no permites que estas últimas roben lo más valioso: la cercanía. Prueba un experimento sencillo: al menos un par de noches deja el teléfono en otra habitación y dedica ese tiempo no a la pantalla, sino a ti y a tu pareja.
Porque los “likes” desaparecen en segundos, pero el recuerdo de una verdadera intimidad permanece mucho tiempo.
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