Nuestros pies nos llevan a lo largo de la vida, soportan presión, fricción y a menudo son ignorados en la rutina diaria.
Nuestros pies nos llevan a lo largo de la vida, soportan presión, fricción y a menudo son ignorados en la rutina diaria. Pero un poco de atención puede brindar comodidad, belleza y ligereza.
Hazte una exfoliación suave una vez a la semana para eliminar células muertas. Usa un exfoliante o piedra pómez después de un baño caliente para prevenir callos y talones agrietados. Para un efecto más profundo, prueba calcetines exfoliantes con ácidos frutales.
Aplica crema para pies todas las noches — especialmente aquellas con urea, manteca de karité, aceite de coco o alantoína. En invierno, elige texturas más ricas; en verano, más ligeras.
Un baño con sal o infusiones de manzanilla o lavanda ayuda a aliviar la fatiga, suaviza la piel e incluso puede reducir la sudoración. De 10 a 15 minutos, varias veces a la semana, es suficiente.
Corta las uñas en línea recta para evitar que se encarnen y mantén las cutículas hidratadas. Una vez al mes, hazte una pedicura o al menos pule la superficie de las uñas para un aspecto ordenado.
Un masaje suave con aceite o crema estimula la circulación, reduce la tensión y mejora el sueño. Ideal después de la ducha o el baño.
Consejo extra para el verano
Con sandalias, los pies se resecan más rápido, así que hidrátalos a diario. ¡Y no olvides aplicar protector solar en la parte superior de los pies!
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