¿Alguna vez te has sorprendido pensando que eres tú quien crea problemas en la relación, incluso cuando todo va bien? Peleas constantes, sospechas y un análisis interminable de cada palabra de tu pareja: todo esto puede no ser solo una casualidad.
¿Alguna vez te has sorprendido pensando que eres tú quien crea problemas en la relación, incluso cuando todo va bien? Peleas constantes, sospechas y un análisis interminable de cada palabra de tu pareja: todo esto puede no ser solo una casualidad. Tal vez la causa está en ti. Vamos a ver por qué saboteas tu propia felicidad y qué puedes hacer al respecto.
Si tu infancia o tu entorno estuvieron llenos de ejemplos de parejas infelices, no es de sorprender que, de forma subconsciente, esperes peleas. Tal vez ni siquiera te das cuenta de que vives con la creencia de que "el amor = sufrimiento".
¿Qué hacer?
Reconoce que tus creencias no son la verdad. Existen relaciones saludables y felices, y tú las mereces. Habla abiertamente con tu pareja sobre tus miedos; un hombre que te ama tratará de crear condiciones cómodas para tu "sanación".
A veces, creamos conflictos de forma subconsciente para anticipar una posible ruptura. Puedes pensar: "Es mejor irme yo primero, que esperar a que él se decepcione de mí."
¿Qué hacer?
Recuerda cuándo apareció este miedo. Tal vez no tiene que ver con tu pareja, sino con problemas en el trabajo, tu apariencia o otras preocupaciones. Concédele más importancia a los hechos: si un hombre se preocupa por ti, hace planes y te muestra atención, no tiene intención de irse.
Puedes pensar que tu infancia fue normal, pero si tus padres no satisficieron tus necesidades emocionales, eso pudo haber dejado una marca. Puede que provoques conflictos para obtener más atención, ya que una pelea también es una forma de ser vista.
¿Qué hacer?
Reconoce que tu pasado te influye más de lo que piensas. Si notas miedos inexplicables, problemas con la comida o el dinero, tal vez es hora de consultar a un psicólogo y explorar las razones subyacentes.
El deseo de ser la principal en la relación a veces te lleva a crear tensiones artificialmente. Tienes miedo de perder el control, así que atacas primero.
¿Qué hacer?
Aprende a soltar la situación. No todo en la vida se puede (ni se debe) controlar. Deja que tu pareja tome la iniciativa y sé abierta a los compromisos. Esto no es debilidad, sino un equilibrio saludable.
Tal vez el problema es que no te sientes lo suficientemente buena para una relación feliz. En ese caso, inconscientemente creas situaciones en las que tu pareja tiene que demostrar su amor una y otra vez.
¿Qué hacer?
Acepta el hecho de que mereces amor tal como eres, sin logros, apariencia o cuidar de los demás. Trabaja en tu autoestima: deja de menospreciarte, resuelve los rencores y cambia los pensamientos negativos por creencias más saludables.
A veces, la causa de los conflictos es simple: no estás lista para una relación seria, pero no puedes admitirlo. En lugar de una conversación honesta, provocas que tu pareja termine la relación.
¿Qué hacer?
Sé honesta contigo misma: ¿qué es lo que realmente quieres? Si por ahora no te sientes cómoda en la relación, dilo claramente. Tal vez puedan construir una nueva forma de relación que funcione para ambos.
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