Puedes pasar horas en el gimnasio, comprar superalimentos y buscar suplementos “mágicos”, pero si tu dieta carece de verduras, tu cuerpo seguirá sin recibir lo que realmente necesita para estar sano.
Puedes pasar horas en el gimnasio, comprar superalimentos y buscar suplementos “mágicos”, pero si tu dieta carece de verduras, tu cuerpo seguirá sin recibir lo que realmente necesita para estar sano.
Las verduras son vitaminas, fibra, antioxidantes y energía pura, empaquetadas en su forma más natural. Son como un tratamiento de spa, pero para tu intestino y tu piel.
Pero, ¿cómo hacer que las verduras dejen de ser una “obligación saludable” aburrida y se conviertan en un ritual delicioso, estiloso y agradable?
Aquí tienes ocho consejos para añadir más verduras a tu día — y disfrutar haciéndolo.
Los batidos no son solo para frutas.
Agrega un poco de espinaca o col rizada a tu batido de plátano y frutos rojos, o un poco de remolacha o zanahoria a tu batido de manzana y jengibre.
No notarás el sabor de las verduras, pero obtendrás una dosis de vitaminas y energía.
Tip: anota tus combinaciones favoritas para repetirlas rápidamente por la mañana.
¿No siempre tienes verduras frescas a mano?
Las verduras congeladas son la opción perfecta. Mantienen sus nutrientes y están listas para cocinar en 5–10 minutos.
Prueba una “mezcla mexicana” con brócoli, espinaca y frijoles — añádela al pollo o al pescado, y la comida estará lista.
Antes de pasar a la pasta o a la carne, come una ensalada. Puede ser repollo con zanahoria, pepinos con hierbas o tomates con aguacate.
Te sentirás lleno más rápido, obtendrás fibra y ayudarás a tu cuerpo a digerir la comida con mayor facilidad.
Una sopa de verduras cremosa es como un abrazo en un plato.
Prueba calabaza con calabacín o zanahoria con lentejas. Añade un poco de cebolla y brócoli — obtendrás un sabor intenso y delicioso sin calorías extra.
¿Quieres un snack? Corta zanahorias, pepinos o pimientos y sumérgelos en hummus, guacamole o salsa de yogur.
Si quieres algo crujiente, haz chips de verduras.
Rodajas finas de remolacha, zanahoria o calabaza con un poco de aceite y especias — un snack perfecto sin culpa.
La cocina asiática es una verdadera fiesta de verduras.
Prepara kimchi, rollitos de primavera con zanahoria y menta, o un poke bowl con arroz y pepino.
Todo rápido, jugoso e increíblemente sabroso.
No hace falta renunciar por completo a la pasta o las patatas. Solo añade más verduras.
Por ejemplo, mezcla arroz con brócoli y zanahoria, o haz puré de patata y coliflor.
Más sabor, menos calorías — win-win.
Chucrut, zanahoria coreana, pepinos en conserva — no solo son deliciosos, sino que también benefician tu intestino y sistema inmunológico.
La fermentación hace que las vitaminas se absorban mejor, y los probióticos hacen feliz a tu microbiota.

Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.