Todos hemos pasado por momentos en los que una copa de vino se convierte en dos, luego en tres, y al día siguiente nos levantamos con dolor de cabeza y remordimientos.
Todos hemos pasado por momentos en los que una copa de vino se convierte en dos, luego en tres, y al día siguiente nos levantamos con dolor de cabeza y remordimientos. Si no estás lista para renunciar completamente al alcohol pero quieres reducir su consumo, aquí tienes algunos consejos simples y prácticos para sentirte mejor.
Antes de salir de fiesta o reunirte con amigas, decide cuántas copas vas a beber. ¿Dos copas de vino? ¿Un cóctel? Tú decides. Lo importante es no exagerar, porque al día siguiente tu ánimo podría sufrir las consecuencias. La moderación no es una restricción, es una forma de cuidarte.
Las fiestas no se tratan solo de alcohol. Participa en las conversaciones, prueba los aperitivos, únete a los juegos. Te sorprenderá lo bien que puedes pasarlo cuando el alcohol es un complemento, no el centro de atención.
Las bebidas baratas no solo tienen un sabor desagradable, sino que también pueden ser perjudiciales para tu salud. Al elegir alcohol de calidad, tenderás a beberlo más lentamente y disfrutar cada sorbo. Además, estas bebidas suelen contener menos aditivos nocivos.
Tener alcohol en casa es siempre una tentación. Guarda las botellas en un lugar poco accesible o regálaselas a tus amigos. Cuanto menos lo veas, más fácil será evitarlo.
La cerveza, el vino o los cócteles sin alcohol son excelentes opciones para sustituir las bebidas alcohólicas. Muchos están hechos con ingredientes naturales e incluso pueden contener vitaminas.
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