¿Solo proteínas en la cena? Nueva moda saludable o riesgo de desequilibrio alimenticio

Imagina: es de noche, estás cansada después de un día largo, y en tu plato... solo una tortilla. Sin pan. Sin aguacate. Sin ese cuadrito de chocolate “para dormir feliz”. ¿Suena duro? ¿Y si te dijera que puede ser tu arma secreta?

Cada vez más mujeres optan por cenas exclusivamente proteicas como parte de una alimentación consciente. No porque esté de moda en TikTok, sino porque detrás hay lógica, bioquímica y un toque de magia.

¿Por qué tiene sentido cenar solo proteínas?

Durante la noche, nuestro cuerpo entra en modo reparación. Músculos, piel, sistema hormonal: todo se activa. Y las proteínas son el material esencial para esa reconstrucción. Una tortilla, pescado, yogur o un poco de queso fresco desencadenan procesos que te hacen sentir con más energía... y más ligera.

Los nutricionistas explican que las proteínas provocan un efecto termogénico: el cuerpo gasta más energía para digerirlas. Es como si comieras y quemaras calorías al mismo tiempo. ¿Magia? No, ciencia.

¿Y los carbohidratos?

Aquí viene el matiz importante: cenar proteínas no significa eliminarlas completamente. Los carbohidratos y las grasas saludables son esenciales, sobre todo en la primera mitad del día. Un desayuno con pan integral, un almuerzo con verduras y quinoa, snacks con frutos secos… Ese es el equilibrio real, el que funciona sin filtros.

¿Hay riesgos?

Claro que sí. Si eliminas totalmente los carbohidratos, puedes acabar con fatiga, irritabilidad e incluso desajustes hormonales. La clave no es restringir, sino redistribuir. Una cena proteica no es un castigo, sino una estrategia. Y como toda estrategia inteligente, debe adaptarse a ti.