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SALUD

Cómo un bajo nivel de estrógeno puede cambiar tu vida sexual — y qué hacer al respecto

¿Has notado que el sexo se ha vuelto menos interesante, que la excitación tarda más en aparecer y que los orgasmos ya no son los mismos que antes? A veces lo atribuimos al estrés, al cansancio o al «estado de ánimo», pero a menudo la causa es una hormona: el estrógeno. No solo regula el ciclo menstrual, sino también tu vida sexual, tu sensualidad y la percepción que tienes de ti misma.

¿Has notado que el sexo se ha vuelto menos interesante, que la excitación tarda más en aparecer y que los orgasmos ya no son los mismos que antes? A veces lo atribuimos al estrés, al cansancio o al «estado de ánimo», pero a menudo la causa es una hormona: el estrógeno. No solo regula el ciclo menstrual, sino también tu vida sexual, tu sensualidad y la percepción que tienes de ti misma.

Estrógeno: por qué lo necesitas

El estrógeno no es solo una «hormona femenina». Mantiene tu energía, estabilidad emocional y capacidad de disfrutar. Es responsable de:

  • un ciclo menstrual normal;
  • la salud y elasticidad de las mucosas, especialmente la vaginal;
  • la producción de lubricación natural;
  • la densidad ósea y la salud del corazón;
  • el nivel de colágeno y el estado de la piel;
  • la sensibilidad al tacto;
  • el libido y la capacidad de alcanzar el orgasmo;
  • el estado emocional y el ánimo.

Cuando hay suficiente estrógeno, te sientes segura, conectada con la vida, reaccionas a las caricias y disfrutas del placer. Cuando hay poco, estas sensaciones se atenúan, y puede que no entiendas que la causa no eres tú, sino la bioquímica de tu cuerpo.

Qué ocurre con un bajo nivel de estrógeno

Disminución del libido

Puedes amar a tu pareja, pero el sexo deja de atraer. El estrógeno influye en el funcionamiento del cerebro y en los niveles de «hormonas del placer» — dopamina y serotonina. Cuando hay poco, el deseo y la motivación disminuyen.

Sequedad y molestias

Un bajo nivel de estrógeno hace que las mucosas vaginales sean menos hidratadas y elásticas. Pueden aparecer picazón, ardor, dolor durante la penetración, y la intimidad puede asociarse con molestias.

Orgasmos débiles o ausentes

Un nivel bajo de estrógeno reduce el flujo sanguíneo hacia los órganos sexuales y la sensibilidad de los tejidos. Los orgasmos se vuelven menos intensos o pueden no producirse.

Sexo doloroso

Los tejidos vaginales se adelgazan, aumentando el riesgo de microlesiones e irritaciones. Esto afecta tanto al cuerpo como a la mente: aumenta la ansiedad, es difícil relajarse y disminuye el deseo de intimidad.

Cambios en el estado de ánimo y la autoestima

La falta de estrógeno aumenta la irritabilidad, el cansancio y la sensación de abatimiento. Puedes cuidar menos de tu cuerpo y tu placer, y culparte pensando: «¿Qué me pasa?» En realidad, se trata de un desequilibrio hormonal.

Por qué puede disminuir el nivel de estrógeno

La disminución del estrógeno no es solo cuestión de edad. Puede ocurrir incluso a los 20 o 30 años si:

  • recientemente estuviste embarazada o lactando;
  • el estrés crónico eleva el cortisol;
  • perdiste peso de forma brusca o sigues dietas estrictas sin grasas;
  • haces ejercicio excesivo con un bajo porcentaje de grasa corporal;
  • tomas o dejaste de tomar anticonceptivos hormonales;
  • hay problemas en la tiroides o los ovarios.

Incluso un cuerpo que parece sano puede tener un desequilibrio hormonal que no siempre se percibe de inmediato.

Qué hacer si notas síntomas

  1. Consulta a un médico y haz análisis
    Un ginecólogo o endocrinólogo puede revisar los niveles de estradiol, hormona foliculoestimulante, hormona luteinizante, prolactina y hormonas tiroideas.
  2. No ignores tus sensaciones
    Dolor, sequedad, disminución del deseo: son señales de tu cuerpo. Cuanto antes las detectes, más fácil será restablecer el equilibrio.
  3. Habla sobre las formas de recuperación
    Terapia local: supositorios o cremas con estrógeno.
    Terapia de reemplazo hormonal (TRH) en perimenopausia o menopausia.
    Suplementos y alimentación: fitoestrógenos, vitaminas B, omega-3, semillas de lino.
    Cambios en el estilo de vida: sueño adecuado, reducción del estrés, ejercicio moderado.

Mantente en contacto contigo misma

La sexualidad no depende solo de las hormonas. Cuida de ti: descansa, habla con tu pareja sobre tus sensaciones, no tengas miedo de pedir caricias. Incluso acciones simples —un baño, un masaje, leer literatura sensual— ayudan a restablecer la conexión con tu cuerpo y el placer.

Lo más importante es no alejarte de ti misma. Tu energía sexual merece cuidado y atención, y el equilibrio hormonal se puede recuperar. Entonces, el deseo, el placer y la confianza en ti misma volverán.

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