¿Has notado que el sexo se ha vuelto menos interesante, que la excitación tarda más en aparecer y que los orgasmos ya no son los mismos que antes? A veces lo atribuimos al estrés, al cansancio o al «estado de ánimo», pero a menudo la causa es una hormona: el estrógeno. No solo regula el ciclo menstrual, sino también tu vida sexual, tu sensualidad y la percepción que tienes de ti misma.
¿Has notado que el sexo se ha vuelto menos interesante, que la excitación tarda más en aparecer y que los orgasmos ya no son los mismos que antes? A veces lo atribuimos al estrés, al cansancio o al «estado de ánimo», pero a menudo la causa es una hormona: el estrógeno. No solo regula el ciclo menstrual, sino también tu vida sexual, tu sensualidad y la percepción que tienes de ti misma.
El estrógeno no es solo una «hormona femenina». Mantiene tu energía, estabilidad emocional y capacidad de disfrutar. Es responsable de:
Cuando hay suficiente estrógeno, te sientes segura, conectada con la vida, reaccionas a las caricias y disfrutas del placer. Cuando hay poco, estas sensaciones se atenúan, y puede que no entiendas que la causa no eres tú, sino la bioquímica de tu cuerpo.
Disminución del libido
Puedes amar a tu pareja, pero el sexo deja de atraer. El estrógeno influye en el funcionamiento del cerebro y en los niveles de «hormonas del placer» — dopamina y serotonina. Cuando hay poco, el deseo y la motivación disminuyen.
Sequedad y molestias
Un bajo nivel de estrógeno hace que las mucosas vaginales sean menos hidratadas y elásticas. Pueden aparecer picazón, ardor, dolor durante la penetración, y la intimidad puede asociarse con molestias.
Orgasmos débiles o ausentes
Un nivel bajo de estrógeno reduce el flujo sanguíneo hacia los órganos sexuales y la sensibilidad de los tejidos. Los orgasmos se vuelven menos intensos o pueden no producirse.
Sexo doloroso
Los tejidos vaginales se adelgazan, aumentando el riesgo de microlesiones e irritaciones. Esto afecta tanto al cuerpo como a la mente: aumenta la ansiedad, es difícil relajarse y disminuye el deseo de intimidad.
Cambios en el estado de ánimo y la autoestima
La falta de estrógeno aumenta la irritabilidad, el cansancio y la sensación de abatimiento. Puedes cuidar menos de tu cuerpo y tu placer, y culparte pensando: «¿Qué me pasa?» En realidad, se trata de un desequilibrio hormonal.
La disminución del estrógeno no es solo cuestión de edad. Puede ocurrir incluso a los 20 o 30 años si:
Incluso un cuerpo que parece sano puede tener un desequilibrio hormonal que no siempre se percibe de inmediato.
La sexualidad no depende solo de las hormonas. Cuida de ti: descansa, habla con tu pareja sobre tus sensaciones, no tengas miedo de pedir caricias. Incluso acciones simples —un baño, un masaje, leer literatura sensual— ayudan a restablecer la conexión con tu cuerpo y el placer.
Lo más importante es no alejarte de ti misma. Tu energía sexual merece cuidado y atención, y el equilibrio hormonal se puede recuperar. Entonces, el deseo, el placer y la confianza en ti misma volverán.

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