Puedes parecer organizada, segura y exitosa. Pero por dentro — un susurro. Una voz bajita que dice: «No eres suficiente…». Te impide hablar en voz alta, dar un paso, ser tú misma. Está en casi todas nosotras. Y se llama inseguridad.
Puedes parecer organizada, segura y exitosa. Pero por dentro — un susurro. Una voz bajita que dice: «No eres suficiente…». Te impide hablar en voz alta, dar un paso, ser tú misma. Está en casi todas nosotras. Y se llama inseguridad.
Atención: no la vamos a culpar. En cambio, veremos cómo vivir con ella a la manera femenina: con suavidad, honestidad y amor propio.
La sensación eterna de no estar a la altura. ¿Qué hacer? Dejar de esperar que alguien diga: «Ahora mereces confianza». La mereces ahora mismo. Anota cada noche al menos una cosa que hayas logrado. Las pequeñas victorias alimentan un gran «yo puedo».
Cuando tengas miedo, hazte dos preguntas: «¿Qué es lo peor que podría pasar?» y «¿Qué haré si pasa?» Las respuestas calman. Y recuérdate: ya lo has logrado, más de una vez.
¿Temes ser incómoda? Recuerda: ser tú misma no es una rebelión, es madurez. Empieza con un simple «No me gusta» o «Necesito pensar». Eso es confianza en acción.
Si alguna palabra te duele, recuérdate: las emociones de otros no son tú. Aprende a preguntar, aclarar, no imaginar cosas. Eso ayuda a recuperar tu equilibrio.
¿Dices “sí” cuando por dentro dices “no”? Empieza con frases suaves: «Lo pensaré», «No estoy segura», «Hablemos después». Y nota cómo después de un “no” sincero se respira mejor. Eso es libertad.
¿Sientes que solo eres un fondo, no un personaje? Pero el interés no está en los hechos, sino en la vivacidad, la atención y la sinceridad. Empieza a notar qué te inspira. Escribe sobre ello. Habla. Comparte. Y deja de actuar un papel — el tuyo ya es bastante brillante.
Este sitio utiliza cookies para ofrecerte una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso de cookies.